Redistribución de la riqueza

Parte de la carta a Willy Brandt y Bruno Kreisky, 17 de marzo de 1972:

(...) La mayoría coincidimos en que todo el mundo —incluidos quienes no tienen medios económicos— debe recibir cuidados médicos iguales en caso de enfermedad. Asimismo, nos parece evidente que las posibilidades de recibir una educación adecuada no deberían depender del nivel de ingresos de los padres de los estudiantes. Pero si somos de la misma opinión en este aspecto, también deberíamos estar de acuerdo en que con ello nos hemos comprometido a hacer ciertos sacrificios en pro de una política de solidaridad- Vivimos tiempos en que los hombres plantean a la sociedad exigencias cada vez mayores. En la mayoría de los casos estas exigencias están justificadas, ya que supondrían una mayor seguridad e igualdad de derechos. Pero, al mismo tiempo, resulta difícil hacer comprender que a la sociedad deben facilitársele los medios necesarios para cumplir con sus obligaciones. Es un deber de la democracia y del socialismo satisfacer estas reivindicaciones, diferentes y en parte contradictorias, Esto sólo se puede llevar a cabo mediante una política constructiva, enmarcada en un proceso democrático que confiera al hombre una mayor perspectiva y relacione los problemas de hoy con los que se plantearán en el futuro.

El socialismo democrático es un movimiento liberador. La lucha de la clase obrera por la liberación halló su expresión organizativa en el movimiento obrero. Esta lucha tenía diversos aspectos; se trataba, sobre todo, de aumentar la producción, hacerla más efectiva y organizaría de modo distinto- Igualmente importante era lograr una más justa distribución del producto social a través de una legislación adecuada, de una política de impuestos y, en suma, de un conjunto de medidas sociales y políticas que garantizaran una mayor seguridad e igualdad de derechos para todos los ciudadanos.

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