Por qué es necesaria la socialdemocrácia

Parte de la carta a Willy Brandt y Bruno Kreisky, 17 de marzo de 1972:

El socialismo democrático es un movimiento liberador. La lucha de la clase obrera por la liberación halló su expresión organizativa en el movimiento obrero. Esta lucha tenía diversos aspectos; se trataba, sobre todo, de aumentar la producción, hacerla más efectiva y organizaría de modo distinto- Igualmente importante era lograr una más justa distribución del producto social a través de una legislación adecuada, de una política de impuestos y, en suma, de un conjunto de medidas sociales y políticas que garantizaran una mayor seguridad e igualdad de derechos para todos los ciudadanos. Pero las aspiraciones a la libertad llegan aún más lejos. La clase obrera desea librarse de la opresión que ejercen sobre ella los capitalistas a través del control del poder económico. Hacer posible la demoracia en todos los ámbitos de la sociedad y sustituir el simple ejercicio de poder por formas democráticas de organización laboral y comunitaria era, y sigue siendo, el núcleo del socialismo democrático. Los partidos conservadores están dispuestos a recorrer con nosotros una parte de este camino pero, debido a que sus posturas se basan en una ideología liberal-capitalista, no pueden ni quieren intervenir en la vida económica de la sociedad, aun cuando la seguridad y el pleno empleo de los ciudadanos exigen, con frecuencia, esa intervención.

Nuestra lucha, la del socialismo democrático, por la democracia en todos los ámbitos de la sociedad significa que —al contrario del conservadurismo— debemos representar una imagen positiva y optimista del hombre. El conservadurismo ve al hombre como una criatura que debe ser controlada de distintos modos por una élite de detentadores del poder, por la jerarquía de la sociedad de clases. La estratificación social y económica se utiliza como medio para ejercer ese control. En nuestra opinión, esto conduce a una minimización de la persona, limita sus posibilidades de realización e impide que se forme y se afiance una auténtica comunidad en el seno de la sociedad. Naturalmente, el socialismo democrático es también una ideología que plantea ciertas exigencias; exige que aumente la autorresponsabilidad y que lo comunitario, el bien común, sea colocado en primer término. Como ideología exige ante todo una gran solidaridad, pues solamente a través de ésta puede el hombre ser dueño de su propio destino y construir el futuro. De lo contrario, el hombre verá cómo ese futuro lo configuran fuerzas anónimas, tecnócratas o estructuras de poder.

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